Abuso de la tecnología en niños y adolescentes

05.07.2022

Los tiempos han cambiado. Estamos viviendo una era en que la tecnología predomina en todos

los ámbitos, ofreciendo numerosas ventajas porque que nos facilita la comunicación, el

trabajo, el entretenimiento y la información.

Cuando hablamos de aparatos tecnológicos nos referimos fundamentalmente a videoconsolas,

ordenadores, tablets y móviles. Actualmente, todos ellos nos han facilitado la vida para

teletrabajar, realizar clases online, comunicarnos con nuestros familiares y amigos/as y nos

han entretenido cuando no sabíamos qué más hacer en casa. Pero hay que tener en cuenta

que cualquier actividad que provoca satisfacción en la vida diaria, puede convertirse en una

conducta adictiva si se pierde el control sobre su uso. Se puede pasar, de forma progresiva, del

uso al abuso y a la dependencia.

Los niños de hoy en día prácticamente nacen con un objeto tecnológico en sus manos. Desde

pequeños adquieren esa familiaridad con objetos como las tablets o los smartphones y se

acostumbran desde temprana edad a utilizarlos diariamente. Muchas veces son los mismos

adultos quienes promueven el uso de esta tecnología en sus hijos debido a que logra

"calmarlos" y así se mantienen ocupados un tiempo. Pero ¿sabemos cuál es el impacto real

que produce la utilización de estos elementos durante la infancia y adolescencia?

Numerosos estudios coinciden en que los bebés de 0 a 2 años no deben tener ningún contacto

con dispositivos portátiles. En los niños de 3 a 5 años, el uso de estos dispositivos debe estar

limitado a 1 hora al día como máximo, mientras que los de 6 a 18 años a 2 horas por día.

Exceder las horas recomendadas, puede traer consecuencias sumamente nocivas en su propio

desarrollo.

Las consecuencias del uso abusivo de la tecnología en niños y adolescentes pueden derivar en:

  •  Déficit de atención: Entre los menores de 2 años puede producirse, debido a que su

único foco de atención está en la pantalla.

  • Problemas de aprendizaje al ser un gran distractor a la hora de estudiar.
  • Incremento de rabietas, sobre todo en los más pequeños, producto de la

sobreestimulación y, en algunas ocasiones, a causa del contenido que ven.

  • Sedentarismo: Pasar horas frente a un ordenador o sentado jugando con la

videoconsola, tablet o móvil unido a una mala alimentación y poco ejercicio, puede

provocar una obesidad infantil que podría traer otras enfermedades a temprana edad.

  •  Adicción: La utilización de estos equipos, les introducen en un círculo de recompensa a

través de la producción de la dopamina, conocida como la hormona de la felicidad. El

problema es que a edad temprana esa fascinación se puede transformar en adicción y

ansiedad, desembocando, incluso, en depresión.

  •  Disminución de habilidades para interactuar: Limita su capacidad de establecer nuevas

relaciones e interacciones con otros niños, por lo que su interacción física también se

verá reducida.

  • Trastornos del sueño: La glándula pineal, que produce la melatonina, hormona que

regula los ciclos de sueño-vigilia en la noche y en la oscuridad, es muy sensible a las

variaciones de luz, y la emitida por esos equipos electrónicos hace que se reduzca o se

paralice la emisión de esta hormona, fundamental más aún cabe en las primeras

etapas de desarrollo.

¿Cómo evitar que nuestros hijos abusen de la tecnología?

Es la pregunta del millón, y no existe una metodología exacta que impida su abuso hoy en día

por su facilidad de acceso, pero si una serie de pautas que pueden ayudar a un correcto uso de la misma: 

  • No utilizar la tecnología como un pacificador emocional. Se les debe enseñar a los

niños a cómo identificar y controlar esas emociones. Enseñarles técnicas para calmarse

usando técnicas de respiración, conversar con ellos o proponerles actividades

empíricas donde puedan desarrollar esa necesidad.

  •  Promover las actividades al aire libre. Es importante que los niños aprendan a disfrutar

de actividades recreativas que los saquen de su obsesión por los aparatos

tecnológicos.

  •  Fijar límites y animarlos a tomar tiempo de recreo. El juego no estructurado y fuera del

mundo digital estimula la creatividad. El tiempo libre de dispositivos digitales debe ser

una prioridad diaria, especialmente para los niños más pequeños.

  • No utilizar ningún tipo de pantalla en niños menores de dos años.
  • No utilizar ordenadores ni teléfonos en la hora anterior a dormir. El uso de estos

durante la noche es altamente nocivo y sólo les impide un descanso tranquilo.

  •  Ser un buen ejemplo. Puesto que los niños son grandes imitadores, es importante que

los padres limiten el uso de dispositivos delante de ellos. Así estarán más disponibles

para jugar juntos también.

  • Hacer la transición poco a poco. Si el niño está comenzando una adicción necesitará

desconectarse progresivamente. Si se le elimina bruscamente, aumentará la ansiedad

en vez de mejorarla.

Nuestro nivel de vida actual dificulta el cumplimiento de todas esas recomendaciones, pero si

está en nuestra mano llevarlo a cabo de la manera más razonable y práctica, facilitando su

inserción gradual.

Finalmente, en caso de que el problema sea más grave y difícil de abordar, es importante que

los padres busquen ayuda psicológica para poder determinar las causas de esta adicción y

elaborar en conjunto una serie de pautas para evitar consecuencias mayores.

Patricia Cano García
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